Camping en Palamós

Palamós es un pequeño pueblo costero de la Costa Brava que ofrece muchas actividades para los veraneantes. Su centro histórico está lleno de encanto y merece la pena visitarlo. Tras un paseo entre casas de fachadas coloridas, detente ante la iglesia de Santa María y déjate hechizar por su arquitectura gótica. En las callejuelas se suceden bares y pequeñas tiendas. Podrás comprar productos locales asesorado por vendedores de acento cantarín. En los pequeños restaurantes tradicionales de la ciudad, descubrirás nuevos sabores y degustarás tapas, platos de marisco y platos con salsa. Durante todo el año se celebran fiestas populares tradicionales en los pequeños pueblos de la Costa Brava.

Palamós tiene muchas playas. Uno de los lugares más bonitos y salvajes es Castell. El paseo marítimo es animado y bullicioso. Acoge a los veraneantes que vienen a tomar una copa mientras disfrutan de las vistas de las aguas turquesas. En este municipio de Cataluña podrás practicar numerosos deportes acuáticos. Tanto si eres principiante como experto, las tablas de windsurf te están esperando. Para encontrar paz y tranquilidad, alquila un barco y busca una pequeña cala para disfrutar del agua cristalina en paz y tranquilidad. En estos lugares idílicos, te sentirás como en un pequeño paraíso, lejos de la vista de los demás. Sigue el camino de Ronda para descubrir los lugares más secretos de la costa. Atención: esta ruta puede ser deportiva y es mejor ponerse un buen calzado.

El puerto de Palamós es el principal puerto pesquero de la Costa Brava. Todas las tardes, los pescadores regresan con sus presas del día y ofrecen un espectáculo único a turistas y lugareños. El Museo de la Pesca transporta a los visitantes al mundo marino. Desde el puerto deportivo, podrás contemplar los lujosos barcos anclados en la bahía.

A una hora de Palamós, visita Girona. Esta ciudad medieval posee un casco histórico protegido por murallas. Las callejuelas están llenas de un encanto auténtico puramente catalán. Pequeñas casas de colores dominan el río Onyar. En Girona se rodaron varias escenas de la serie Juegos de Tronos. La catedral de Santa María fue protagonista en el paseo de la vergüenza de Cersei.